Es costumbre prácticamente diaria que antes de salir de casa el venezolano saque sus cuentas, incluyendo lo que va a gastar en el pasaje, el desayuno –si no es que se lo llevan desde casa– y por supuesto el acostumbrado café que va desde los Bs. 90 a los 140. Es precisamente en esos momentos de sacar cuentas cuando la realidad es notoria: no alcanza.
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Los pañitos de agua fría no funcionan. El aumento que lanzó el presidente Nicolás Maduro no sirve de mucho. El incremento de Bs. 9.648,16 a Bs. 11.578 representa un aumento de 20%, mientras que el ticket de alimentación pasó de Bs. 6.750 a Bs. 13.275; es decir 96%. Lo que antes era calculado con base en 1,5 Unidades Tributarias diarias, ahora se elevó a 2,5 UT por día. Esto se traduce a que el salario diario quedó en Bs. 385, con un incremento de Bs. 64 diarios, ni siquiera el valor de un café, como indica Efecto Cocuyo.
Según reseñó el diario El Nacional, el mísero aumento no rinde ni para un perro caliente que ronda los 300 bolívares. Ni hablar de aquel que se vaya sin almuerzo a su trabajo, si lo hace es porque con algo se está rebuscando. Un almuerzo no cuesta menos de 900 bolívares, incluyendo la bebida. Aunque si vas al mercado para comprar lo necesario y cocinar, tampoco es que garantice el ahorro del dinero. Comprando 2,1 kilos de cebolla se van los 1.929,60 de más que engloban todo el aumento.
¡No se sabe si peor es el remedio que la enfermedad! Es que ni otorgándoles más dinero a los trabajadores se compensa el incremento de los precios de los bienes y servicios que, según cifras del Banco Central de Venezuela fue de 180,9% en 2015.