Las historias llegaron de las trochas hacia los albergues cucuteños tras la deportación de miles de colombianos desde territorio venezolano. Algunas de esas “anécdotas” tienen finales felices pero con amargos comienzos.
Humillación, golpes, gritos y abusos sexuales forman parte de las malas novelas que nadie debía escribir y menos cuando están basadas en hechos reales; tragedias reales para mayor detalle.
Imagen referencial.
Cabellos negros y pintas azules describen a esta dama de no más de 23 años. Colombiana con 36 meses en Venezuela e hijo “patriota” le sirvieron para ganarse un papel protagónico en una perversa película de uniformes, botas y faldas desgarradas.
Jhoselyn es su nombre mientras su mirada hacia el piso es permanente. Lleva vergüenza y se siente sucia aunque valiente habla con nosotros, eso sí, sin dar el rostro. “Sacaron a mi esposo a pata y me apartaron de él. 4 Guardias intentaron abusar de mi pero una mujer Guardia no le permitió.”
Sin embargo, Jhoselyn no corrió con suerte durante todo el día y es que al ser llevada en un vehículo oficial la uniformada no estaba y esta colombiana se quedó con varios Guardias Nacionales Bolivarianos. A cambio de no matarla o de no quitarle a su hijo, la obligaron a tener relaciones con ellos y afirma que no es el único caso porque denuncia, que justo al lado de su casa, violaron a otra joven pero esta vez una niña de trece años. “Les tuve que hacer favores a los Guardias. Desde sexo oral hasta todo lo que usted se pueda imaginar. Me presionaron mucho y que si no me dejaba me quitaban a mi hijo porque mi hijo era de ellos porque era hijo de la patria.”
Después del abuso tuvo que salir del país por el río mientras desconocía el paradero de su esposo mientras le retumba en la mente la frase de los militares venezolanos, “relájese y disfrute y yo lloraba mucho.”
Su esposo desconocía la historia de su mujer y sólo dos días después se enteró cuando hablaban con el psicólogo que brinda el gobierno colombiano para darle asistencia a los deportados y a quienes han denunciado violación a los Derechos Humanos. “Yo pensé que a mi marido lo habían matado. Mi esposo está bastante afectado; usted entenderá como hombre y quería regresarse para joder a los guardias. Preferimos no hablar del tema.”
“No quiero hablar más” nos decía esta mujer dedicada a la peluquería y cuyo negocio fue saqueado y demolido por los funcionarios venezolanos. “Son una mierda y Nicolás Maduro es la peor persona que hay sobre la tierra y además es un colombiano también, por qué no empieza a deportarse él mismo.”
En medio de la calma que aparentemente demuestra tiene una justificación y es que “he gritado la rabia que siento; no lo he guardado como hacen otras que prefieren no hablar.
Con información de Pin Radio.