Hoy terminaremos recordando una obviedad, quizás dándole en parte la razón a JR, y es que el 1-S persigue la salida de Maduro del cargo presidencial, pero siempre en una confrontación pacífica, limpia, abierta y electoral, contemplada en el juego democrático
A menos de una semana de la cruzada cívica más importante de los últimos años, la presión popular en las calles será clave para hacer valer los derechos políticos que establece la Constitución Nacional.
Jugando con el imaginario colectivo, recordemos por un instante la pesadilla de Hugo Chávez –cadena mediante- agitando la Constitución, versión libro azul de bolsillo, para justificar cualquiera de sus ocurrencias bajo un viso de legalidad. En su propio lenguaje hoy recordaremos que “lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava” y citaremos literalmente algunos artículos de la bolivariana que están siendo ignorados o vulnerados por los personeros del gobierno que pretenden escamotear el referéndum contra Maduro en 2016.
Los artículos 5, 6 y 7 de los principios fundamentales dejan claro que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo,el gobierno de la República es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo y de mandatos revocables; y que La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico para todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público en Venezuela.”
Lean bien, Mandatos Revocables, literalmente, algo que se detalla posteriormente en el capítulo IV sobre derechos políticos y Referendos. Perdón por el grito de las mayúsculas, un llamado de atención a los chupamedias y enchufados del régimen que pretenden ignorar o retrasar la aplicación de estos principios:
Artículo 72. Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables.
Allí está, clarito, re-vo-ca-bles, aunque si quieren lo deletreamos desde la “r” a la “s” en cámara lenta, sobre todo como dedicatoria a los Maduro, Lucena o Jorge Rodríguez quienes no terminan de asimilar la normalidad constitucional que implica un referéndum y prefieren interpretarlo como un “golpe de estado”.
Justamente fue Rodríguez quien declaró esta semana que “la marcha de la oposición convocada para el 1-S intentará derrocar al presidente”, una descalificación de las protestas que ignora los derechos cívicos contemplados en los artículos que ahora le dedicamos a George y a Tibi:
Artículo 51. Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de éstos, y a obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados conforme a la ley, pudiendo ser destituidos del cargo respectivo.
Artículo 53. Toda persona tiene el derecho de reunirse, pública o privadamente, sin permiso previo, con fines lícitos y sin armas.
Aquí va otro punto interesante, “sin armas”, puesto que ningún representante opositor ha hecho llamados a la protesta violenta en el marco del 1-S, mientras que los colectivos apoyados desde el gobierno están apertrechados con todo tipo de juguetes bélicos y arropados por el manto de impunidad que le ha dejado el chavismo a la cuerda de malandros que viven bajo su sombra.
Hoy terminaremos recordando una obviedad, quizás dándole en parte la razón a JR, y es que el 1-S persigue la salida de Maduro del cargo presidencial, pero siempre en una confrontación pacífica, limpia, abierta y electoral, contemplada en el juego democrático y no en las argucias barriobajeras donde quizás quiera caer el oficialismo. La consigna es pues, un sí al debate democrático y una rotunda negativa a cualquier opción violenta.
Por: JUAN VICENTE GÓMEZ S. / [email protected] / TalCual.