“Si el gobierno fuese a suspender la elección, o si prohíbe a la oposición que compita, o si descalifica a tantos candidatos que la oposición no pudiese competir seriamente, entonces allí sí estaría cruzando la línea”, asegura el profesor de Harvard, Steven Levitsky.
Según explica Levitsky desde Lima al ser consultado por El Nuevo Herald sobre si se vive ya una dictadura en Venezuela, es una raya, que ningún régimen ha cruzado en décadas en América Latina, y que le llevaría a perder toda la legitimidad que le queda.
Por el momento, Venezuela sigue firmemente plantada dentro de lo que los académicos denominan un “autoritarismo competitivo”, término acuñado por el propio Levitsky en su libro del mismo nombre y que es utilizado para describir a regímenes no democráticos en los que la oposición aún puede competir por el poder en elecciones, aunque frecuentemente bajo condiciones muy injustas o muy desiguales.
El chavismo incursionaría formalmente en el terreno de las dictaduras si se roba o suspende las elecciones parlamentarias de diciembre. Al respecto Mark P. Jones, profesor de Ciencias Políticas, especializado en América Latina, en Rice University en Houston, sostiene que Venezuela ha pasado a ser el segundo país menos democrático en todo el hemisferio. “Solo es superado por la dictadura cubana”, puntualiza.
Jones, quien coincide en que el tema electoral mantiene a Venezuela fuera de la definición formal de las dictaduras, analiza la situación con base en el funcionamiento de las instituciones. “Venezuela dejó de ser una democracia hace ya mucho tiempo”, sostiene al advertir la inexistencia de la separación de poderes, el uso de la justicia como instrumento de persecución política y las amenazas a las libertades civiles.
Por su parte, Carlos Ponce, director del Programa para America Latina de Freedom House, dice que las investigaciones de la ONG coinciden con las conclusiones de los académicos. “Precisamente porque hay elecciones, es que Freedom House todavía considera que Venezuela está en la rayita de lo que es un país libre”, añade.
Haciendo énfasis en que en el último informe sobre la Libertad en el Mundo, la organización colocó a la nación criolla a dos puntos de ingresar a la categoría de “No Libre”; Ponce relata que es precisamente la organización de elecciones medianamente competitivas es lo que diferencia a Venezuela de países como Cuba y Corea del Norte o Zimbawe.
“Venezuela no ha caído aún en un esquema en el que las elecciones son totalmente fraudulentas, pero está acercándose cada vez más a ese límite”, dice Jones, al fundamentar la desigualdad de condiciones bajo los que compite la oposición, la negativa del régimen de permitir la participación de observadores internacionales, las modificaciones a los circuitos electorales para favorecer al oficialismo y las inhabilitaciones de algunos de los rivales más populares.
Fuente: El Nuevo Herald vía El Cooperante.