El basurero del mercado municipal de Puerto La Cruz se ha convertido en el manjar de habitantes de ese sector que ante la crítica situación del país se dirigen al vertedero “a ver que encuentran”. Cuando llegan los pellejos de pollo o desperdicios que dejan las carnicerías ¡hay fiesta! Todos corren desesperados por llevarse la mejor parte.
Aunque decenas de venezolanos se alimentan en este basurero, llama la atención la historia de un abuelo de 63 años que dice alimentar a sus nueve nietos con la comida y desperdicios que allí consigue.
Foto: Román Camacho / LaPatilla.com
Se trata de Rafael Medina, que describe como alimento aquello que para otros es solo basura. La mejor hora para encontrar un resto de comida decente dice ser a las 12:30 de la tarde, cuando llegan los desperdicios del área de carnicería que muchos se pelean por obtener.
Rafael, es uno de los hombres que visita el vertedero para sacar verduras y el popular pellejo de pollo que le sirve para freírlo como chicharrón y ofrecer algo de alimento a sus pequeños nietos.
“Tengo nueve nietos y es poco lo que sus padres les pueden ofrecer con un salario mínimo. Soy el que lleva la mayor cantidad de alimentos. Todos se alegran al verme llegar”.
El hombre, quien vive en la parte alta del municipio Sotillo, cuenta que a diario escoge frutas, hortalizas, verduras, huesos y hasta pellejo de pollo. Todo lo que consigue lo coloca en un saco y lo lleva a su hogar.
Foto: Román Camacho / LaPatilla.com
Otro de los que asegura hurgar entre los desperdicios del botadero de basura es Luis Pérez, quien junto a su esposa acude al lugar desde hace ocho meses, por la dificultad que dice tener para alimentar a sus pequeños de cuatro y siete años de edad.
“Preferimos venir aquí antes que robar. Somos víctimas de la situación por la que está pasando nuestro país”.
Muchos como Jonás Sifontes llegan al container a las 6:00 de la mañana y se retiran a las 2:00 de la tarde, hora en la que terminan las actividades del mercado municipal.
Ellos hacen un llamado al gobernador del estado, alcalde del municipio Sotillo y concejales de la jurisdicción para que los tomen en cuenta en los proyectos que vayan a desarrollar y así ser absorbidos como empleados.
“Queremos trabajar y ganarnos el dinero dignamente, pero como no hay empleo no nos queda otra opción que escoger entre lo que otros consideran desechos”, indicó Sifontes.
Los niños no se quedan atrás, reseñó El Pitazo. Sus visitas se han duplicado y triplicado con el tiempo. Ver llegar las bolsas de basura, para ellos es ver luz.
Algo parecido pasa en Barquisimeto, estado Lara, donde no comen directamente de la basura pero si la usan para cobrar un sueldo que les permite sobrevivir. Como Los Gancheros de Pavia, son conocidas las personas que con un gancho escarban la basura en busca de material que luego puedan vender.
Foto: Román Camacho / LaPatilla.com
Alberto Antonio, recoge vidrio y visita el vertedero con su hijo de 6 años y su esposa. “Aquí trabajamos cuatro días a la semana, de viernes a domingo me dedico a otros trabajos. Tengo 2 años trabajando en el vertedero, me pagan 7 bolívares por kilogramo de vidrio, recojo 1000 kilos a la semana y me pagan 7.000 bs, es difícil pero es suficiente para nosotros”, dijo a La Patilla.