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¡HISTORIAS DE LA PATRIA! «Me echo limón porque no me alcanza para el desodorante»

A juicio de Manuel Parra, obrero de construcción, “el cierre de la frontera lo que trajo fue hambre. Aquí no hay nada que comer, porque yo no puedo gastar todos los días 1.500 bolívares en un paquete de harina. No tengo cobres para comprar arroz y a veces lo que me echo es limón porque no me alcanza para el desodorante”.

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Ligia González es estilista y trabaja en una peluquería, tiene un hijo de siete años y asegura que está cansada de “batallar para buscar comida”. Su familia vive en Colombia y “cuando pueden” le envían harina, arroz, toallas sanitarias y desodorante. Se arriesgó en tres oportunidades a cruzar la frontera por las trochas, para buscar leche para su hijo que aunque está grande, a veces le pide un vaso en las noches.

“Un día me fui con mi hermano y pagamos los 3.000 bolívares del pasaje y cuando llegamos a La Raya nos metimos por las trochas. Dos veces nos atravesaron una cabuya y nos cobraron 5.000 bolívares, yo iba en una moto y mi hermano en otra. Le dimos al muchacho la plata y él se la repartió con los mototaxis. Cuando llegué a Maicao me dijeron que son una mafia”.

Contó que de regreso tuvo que darles más dinero y una de las bolsas de leche que traía. “Mi prima me había regalado dos y una se las tuve que dar a ellos, Era eso o que nos atracaran”.

En Paraguaipoa, municipio Guajira hay expectativa por la decisión. Lo que más les contenta es que “se acabará la especulación con los precios de los alimentos y del pasaje”. Cuando abran la frontera este sábado 13 de agosto, los que no habían cruzado en un año y los que tuvieron que “gastar un realero” en las trochas se moverán hasta Colombia para “comprar comida y respirar otro aire”.

Los pasajes bajarán, están convencidos en la zona, según contó una mujer wayuu. “Además la comida ya no la venderán tan cara como lo vienen haciendo”. Se refirió al tema de la seguridad porque “en las trochas podían pasar dos cosas: que te robaran o atracaran o que una comisión del Ejército te detuviera en un hecho que estaba prohibido”. Destacó que en la zona “la mayoría quiere cruzar para comprar medicinas”.

En Zulia no se consiguen medicamentos para la tensión, ni para la diabetes. Son los que más escasean. “Mi hijo sufre del corazón y necesito con urgencia su medicamento. Lo he pagado hasta en 15 mil bolívares. Es eso o que se me muera”, contó Lucila Méndez, administradora de una empresa gráfica.

Con información de El Pitazo.

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