Los niños también pagan las consecuencias en las largas colas. Como un “maltrato”, calificó José Russó, de 83 años, que los ancianos y mujeres con niños tengan que esperar bajo el sol en la cola de Abasto Bicentenario, en el sector Alta Vista de Puerto Ordaz, así reseña el portal Sumarium a través de una nota.
Al parecer las largas colas no tienen fin y cada día son más extensas, según la publicación del Correo del Caroní, Giovanni Araujo, un comprador que dejó claro ser “fiel de corazón a Hugo Chávez”, manifestó que “hay que entrenar a oficiales que verdaderamente vayan al orden público, no al matraqueo”.
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Araujo continuó relatando: “A las 6:00 de la mañana había sargentos agarrándole cédula a las mujeres de ellos, a la familia (…) la gente vino a pelear que por qué la cola no avanzaba si tenía más de tres horas sin moverse (…) la guardia pasa a su familia, a sus amigos, a los que le dan los trecientos bolívares (…) yo veo una falta de organización”.
Además lamentó que los últimos en la cola que se extiende hasta más allá de una de las esquinas del centro comercial, posiblemente pasen el día sin poder comprar algo a causa del mismo desorden. Lleno de indignación dijo: “Antes la comida nos esperaba a nosotros, ahora nosotros tenemos que esperar la comida”.
Los niños tampoco se salvan de las largas colas, el inclemente sol y un día de sed y hambre, pues los padres argumentan que no tienen con quien dejarlos en casa y la única solución es que ellos también los acompañen a hacer las compras que cada día se convierte en una verdadera odisea.