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¡PARA LLORAR! «Estoy triste, Aquí nadie sale ileso. Nos destruyen el país» por Pedro Luis Flores

Es una tragedia insisto. Nos roban la vida que merecíamos. Porque lo sano, lo normal, es que uno envejezca con sus afectos. Que las amistades tan profundas duren toda la vida, y que de pronto uno deje de verse porque esa persona, ese familiar, ese amigo se fue a vivir a otro país, eso, no deja de ser lo que no tenía que ser.

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Este fin de semana me enteré de que otro amigo se va pronto del país. El quinto que se me va este año. Este sí, muy cercano. Mi hermano de la vida. Ese amigo con el que aprendes a manejar. Ese amigo que está en el grupo con el que haces el primer viaje a la playa lejos sin tu familia cuando apenas sales de la adolescencia. Ese amigo que cuando tiene su primer hijo te pide que tú seas el padrino. Ese amigo que cuando tu madre enfermó y murió estuvo allí hasta que le echaron la última porción de tierra al hueco donde dejaste el cuerpo de tu madre. Ese con el que celebraste tus primeros pequeños logros. Tus primeras victorias. A quien le llevaste a tu primer amor. Ese amigo con el que por primera vez fuiste al estadio de béisbol a un Caracas Magallanes. Con el que has llorado y reído tantas cosas. Ese amigo a cuya casa vas después de las 12 de la noche del 24 o del 31. ¿Hasta cuándo esto?

Cuánto daño nos está haciendo esta «revolución». Aquí nadie sale ileso. Nos destruyen el país. Acaban con nuestras raíces. Nos dejan sin nuestras referencias afectivas por el empeño de imponer un modelo político. Siento que pierdo mis referencias más íntimas. Y estoy harto de que me digan que hay que alegrarse por los que se van «porque van a estar mejor». No señores. No hay que alegrarse. Es una tragedia: lazos rotos, familias separadas, afectos interrumpidos.

No voy a entrar en la anomia de decir que «qué bueno por el que se va porque va estar bien». Señores los que se van lo hacen forzados porque esta «revolución» los dejó sin fuentes de empleo, sin calles seguras para vivir o recrearse. Sin una moneda que sirva para comprar algo. Sin un futuro. No señores. No hay que alegrarse porque los que se van estarán mejor.

Es una tragedia insisto. Nos roban la vida que merecíamos. Porque lo sano, lo normal, es que uno envejezca con sus afectos. Que las amistades tan profundas duren toda la vida, y que de pronto uno deje de verse porque esa persona, ese familiar, ese amigo se fue a vivir a otro país, eso, no deja de ser lo que no tenía que ser. Dejaré de ver crecer a los hijos de ese amigo porque él se va buscando un futuro. Es trágico señores. No me pidan que me alegre. Estoy triste.

Por Pedro Luis Flores / Tal Cual Digital.

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